EL VIEJO CUADERNO

 

 

 

¿Quién no ha encontrado un viejo cuaderno abriéndolo con curiosidad? ¿Quién no ha querido bucear en un pasado más o menos lejano? Nunca he sabido si era conveniente obviar una limpieza general de papeles para deshacerme de lo que pudiera parecer basura acumulada y envuelto en extraños sentimientos de pertenencia.

Pues bueno, encontré un viejo cuaderno de cuando ya no era adolescente, pero en el que apuntaba frases, pensamientos o copiaba alguna que otra filosofía parda que me hacía sonreír. Dudas sobre la eutanasia, malditos que dijo el sabio Sileno, más os hubiera valido no haber nacido, y ya que estáis en el mundo, pues moriros pronto… y otras estupideces.

También había apuntado algún que otro sueño para interpretarlo con el libro de sueños en la mano, o aquella pesadilla que me perseguía durante años en alguna noche con pijama ajustado y su maldita goma que no por mucho lavar se ablandaba.

En otra página encontré el mismo problema que sufro veinte años ya con mi pareja, o sea, nada ha cambiado. Mejor dicho, no he querido cambiar nada por cobardía o protección, vete tú a saber. Creo que voy a tirar el cuaderno por fin, porque no sirve hurgar en viejas heridas que están todavía supurando, ni en filosofías cuando no tienes la mente abierta para tanta sabiduría.

¡Sí, a la limpieza general entre mis papeles!