Nací en un pequeño pueblo albaceteño. Soy un tipo tranquilo, al menos lo era hasta hace pocos días cuando apareció allí una guiri. Muy rubia y exuberante. Nada que ver con mi novia. La guiri me trae loco, habla de una manera que me hace reír continuamente. Tiene una figura de estrella de cine. Me hace bailar cuando nunca supe moverme. Sus labios los estaría mordiendo sin pausa y creo que ya no puedo estar sin ella. Hoy hemos hablado de un viaje. Ella me habla de su Berlín natal. Quiere casarse conmigo en Las Vegas, que soy su moreno del alma. Estoy como embrujado y nunca he tenido esta misteriosa sensación que me quita hasta el hipo. Voy a irme con ella, solo lo sabrá Bruno, mi mejor amigo. A mi novia no le diré nada. Todos mis pensamientos giran alrededor de Ingrid, de Berlín, Las Vegas… Todo me da igual, solo quiero estar al lado de Ingrid, lo demás carece de importancia, hasta mi trabajo en la fábrica de champiñones, donde trabaja también Teresa, mi novia, en la dirección. Mientras llegue el momento de irme con Ingrid, tengo que seguir yendo a la fábrica y tal vez tropiece con Teresa, a veces comemos juntos en la cantina. Veremos si soy capaz de ofrecer una apariencia normal. Ahora que pienso, hace unos días que no veo a Teresa. Puede que se haya tenido que ir de negocios a la capital. Estoy hastiado de esta vida en la fábrica donde un día es igual que otro. Y así llego a casa con la pequeña satisfacción de no haber visto a Teresa. Recojo varias cartas y una postal. ¿Quién puede escribirme? Giro la panorámica de un lugar desconocido y extraño con mucha curiosidad. Leo: Querido Horacio, siento no haber hablado contigo, no me atreví, la verdad. Estoy en Las Vegas con Angelo Fungomagno, el nuevo accionista de la empresa y nos hemos casado. Así de sorpresa. Espero que pronto superes mi poca confianza en ti. Te deseo lo mejor. Teresa.
Month: octubre 2016
TO – LE-RAN-CIA
No soy el poste indicador de caminos
por defender a los diferentes
variadas alternativas
tienen derecho propio
que los tradicionales no ven.
¿Apoyar qué tradición?
¿por qué seguir una senda marcada?
deja que descubran su camino
tras las pisadas de su vagar
deja que se permita la diferencia.
Osadía,
libertad y respeto a semejantes y a diferentes
to
le
ran
cia
es la asignatura
y no olvides, no soy el poste indicador
sepas que no me importa el contenido tras tu frente.
EL PASO
Te percibí nada más nacer y aún antes:
cuando recorrí el largo camino hacia el útero,
supe de mi madre desde la concepción,
reconocí a mi padre desde la voz
y a ti desde el hambre.
Fue el comienzo de la carrera contra tu terrible esencia,
me perseguiste desde la primera inhalación oxigenada
y ya nunca me has dejado:
divides en unidades los fragmentos de mi existencia
a la humanidad entera la conviertes en esclavos tuyos,
nos tienes atrapados sin remedio.
Observo el mar, su ritmo, y te reflejas en él,
las dunas callan tu verdad
dominas el crecimiento de la flora,
la fauna tiene sus días contados
y me dicen que eres el maestro
del que aprendemos de jóvenes
¿te comprenderemos de ancianos?
Dudo que te logre entender, y dudo que existas,
porque a veces eres veloz y volátil,
otras me consumo ante tu lentitud.
Recorres el espacio entre mi nacimiento y mi muerte,
paso a paso, ya largo, ya corto, tú, que te llamas TIEMPO.
JOYAS EN EL CAMPO
Habían quedado a las ocho de la mañana. Antonio y su hijo estaban en acalorada discusión. Tonín quería convencer al padre de que el futuro se escribía con letras verdes, que los arados mecanizados dañaban la tierra más que los modernos peines que no revolvían la tierra, la peinaban con mucha más suavidad sin alterar la mineralización de los compuestos del suelo. La agricultura ecológica no debería de ser patrimonio de los catalanes. Andalucía y Extremadura tenían que espabilarse si no querían perder el tren de la modernidad.
−¡Tú que sabes! Toda la vida se ha arado, bien con caballos, a mano o mecanizado como ahora. No me vengas con mandangas. Mira, ya viene Manuel con el tractor.
Tonín se calló, su padre tenía la cabeza muy dura. Lo tenía claro, en cuanto el campo pasara a sus manos, cambiaría muchas cosas que consideraba prehistóricas. Mientras pasaba el tractor, padre e hijo se pusieron a almorzar. No hablaron, cada cual se enfurruñaba con sus pensamientos. Al rato oyeron un chirrido metálico y una blasfemia.
−¿Qué pasa, Manuel?
−Se ha enganchado algo a uno de los garfios, ayudadme, por poco vuelca el tractor.
Los tres hombres encontraron un pedrusco que no se dejaba mover de tanto que pesaba. Ninguno encontró explicación, ni recordaban que estuviera antes allí.
−Al remover la tierra… −murmuró Manuel. −Pero pesa una barbaridad, eso no es normal.
Inspeccionó su apero, no se había roto y suspiró. El tractor era lo único que tenía para ganarse la vida. Acabaron sin poder levantar entre los tres la piedra que tenía un aspecto extraño. La dejaron ahí mismo y Antonio pensó que una pala podía transportar esa cosa extraña a casa. Algo le decía que esa curiosidad de piedra podía ser especial. Además, le gustaba. Tonín estaba de acuerdo. También a él le parecía una cosa rara. Comentaría el hallazgo con los amigos. Manuel acabó con el trabajo en la finca y todos volvieron al pueblo.
El asunto fue la comidilla entre los habitantes y se formó una procesión para ver esa piedra que no se podía levantar. Llegó a oídos de un comentarista del periódico comarcal y finalmente un geólogo fue invitado a inspeccionar la joya, como Antonio llamaba al pedrusco, quien comprobó que efectivamente era una joya de unos cien mil años, un meteorito, un pedacito del núcleo de un planetoide del Cinturón de Asteroides.
−Es como si os hubiese caído el mismísimo Júpiter a la finca, porque actualmente se puede vender el hallazgo, ya que se encontraba en vuestro terreno. De momento no es patrimonio del estado…−comentó el geólogo sonriendo y maravillado a la vez.
Tonín ya veía una pequeña fortuna convertida en grandes cultivos ecológicos.
ALAMBRE ESPINO
No recuerdo mi nacimiento
inimaginable vuelo entre cenizas
de pájaros plateados, fríos
en el valle de un bosque perdido
batían alas los montes metálicos
entre nieblas detonaban bombas
regalo en celofán de la enquistada guerra
no recuerdo la leche materna
magra por necesidad
ni el alambre espino de una frontera
tampoco el calmante para no llorar
pasos de duras botas
uniformes tenebrosos
apenas mermelada artificial
con ingredientes desconocidos
no recuerdo sus conversaciones
cuchicheos bajo la manta agujerada
el sol dejó de brillar
hasta la mayoría de edad
cuando MM cantó para su presidente
y yo repartía periódicos.
EL ÓXIDO
El óxido abraza al verano
despeja el portal
para el baile otoñal
entre variables se deslizan
silenciosos
hojas caídas, gatos acurrucados
y adolescentes sin chaqueta
rescata la fuerza centrífuga
unos días cálidos, bruñidos,
en la playa vaga un despistado
por la orilla,
escupe el humo anidado en su pulmón
busca con su detector
algún metal olvidado
para clausurar la alegría estival
la entierra en pensamientos
y observa las olas enrollándose
con sus tonos verdes y marrones
el óxido desmiga las últimas esperanzas
empuja a pisar los adoquines
antes de que el invierno se instale
y absorba los recuerdos veraniegos.
SONRISA ESTÁTICA
Tras mucha fatiga atravesando
caminos que no tienen fin
llenos de visiones desagradables
noticias que me alteran al volante
pierdo estabilidad mental
tal vez hubiese sido mejor caminar
con zapatillas remendadas
decido no dejarme amargar
por pensamientos retorcidos
por fin una población a la vista
tejados con chimeneas humeantes
la radio suelta graznidos
mi garganta ya no canta
no quedan caramelos al alcance
me esfuerzo por sonreír
sonrío todo lo ancho que puedo
mandíbula desencajada sin rictus,
sigo sonriendo ante el semáforo en rojo
el retrovisor ríe a carcajadas
al rastrear mi oval
el conductor de otro carro
estupefacto coge el móvil:
aúllan las sirenas
una ambulancia me persigue
me atrapan y acordelan
solo por el pecado de una ancha sonrisa estática
para estimular mis endorfinas…
SU IMAGEN
Su imagen quedó grabada
sobre aquella placa de cobre
como en mis recuerdos,
era joven entonces
igual que yo cuando dejé las muñecas
esas caras lindas en el armario
el fanal del tiempo extendido
me empujó hasta el presente
cuando ya no se bordan servilletas
ni se pide la mano
lo he vuelto a ver
y me asusté
¿estaré igual de vieja?
poco falta para que den salida
al rápido sin raíles
viajaremos juntos al infinito
y el mundo regará el olvido
con la saliva de palabras
nunca pronunciadas
QUITAR CAPAS
Vamos a quitar las capas
acumuladas sobre las esencias
como la alcachofa vestimos
con la mejor de las sonrisas
con palabras bellas
ofrecemos oportunidades en stock
que se acumulan en la trastienda
montañas de susurros empalagosos
Vamos a quitar las capas
a la supervivencia engañosa
brillos de bisutería en puesto del mercadillo,
brilla el maquillaje exagerado de
cientos de palabras votando
las sinceridades enterradas
debajo del pino en la sierra;
pasto de fuego mañana mismo
Vamos a quitar las capas
presencias perfumadas
ver la vida a través de un cristal veneciano
destapando vestiduras embusteras
al filo de desnudeces flácidas
estrujar velos superpuestos,
neutralizar realidades fuera de laboratorios
con la piel erizada y troceada por tanto miedo.