UNA TURISTA LLAMADA INGRID

Nací en un pequeño pueblo albaceteño. Soy un tipo tranquilo, al menos lo era hasta hace pocos días cuando apareció allí una guiri. Muy rubia y exuberante. Nada que ver con mi novia. La guiri me trae loco, habla de una manera que me hace reír continuamente. Tiene una figura de estrella de cine. Me hace bailar cuando nunca supe moverme. Sus labios los estaría mordiendo sin pausa y creo que ya no puedo estar sin ella. Hoy hemos hablado de un viaje. Ella me habla de su Berlín natal. Quiere casarse conmigo en Las Vegas, que soy su moreno del alma. Estoy como embrujado y nunca he tenido esta misteriosa sensación que me quita hasta el hipo. Voy a irme con ella, solo lo sabrá Bruno, mi mejor amigo. A mi novia no le diré nada. Todos mis pensamientos giran alrededor de Ingrid, de Berlín, Las Vegas… Todo me da igual, solo quiero estar al lado de Ingrid, lo demás carece de importancia, hasta mi trabajo en la fábrica de champiñones, donde trabaja también Teresa, mi novia, en la dirección. Mientras llegue el momento de irme con Ingrid, tengo que seguir yendo a la fábrica y tal vez tropiece con Teresa, a veces comemos juntos en la cantina.  Veremos si soy capaz de ofrecer una apariencia normal. Ahora que pienso, hace unos días que no veo a Teresa. Puede que se haya tenido que ir de negocios a la capital. Estoy hastiado de esta vida en la fábrica donde un día es igual que otro. Y así llego a casa con la pequeña satisfacción de no haber visto a Teresa. Recojo varias cartas y una postal. ¿Quién puede escribirme? Giro la panorámica de un lugar desconocido y extraño con mucha curiosidad. Leo: Querido Horacio, siento no haber hablado contigo, no me atreví, la verdad.  Estoy en Las Vegas con Angelo Fungomagno, el nuevo accionista de la empresa y nos hemos casado. Así de sorpresa. Espero que pronto superes mi poca confianza en ti. Te deseo lo mejor. Teresa.

TO – LE-RAN-CIA

 

No soy el poste indicador de caminos

por defender a los diferentes

variadas alternativas

tienen derecho propio

que los tradicionales no ven.

 

¿Apoyar qué tradición?

¿por qué seguir una senda marcada?

deja que descubran su camino

tras las pisadas de su vagar

deja que se permita la diferencia.

 

Osadía,

libertad y respeto a semejantes y a diferentes

to

le

ran

cia

es la asignatura

y no olvides, no soy el poste indicador

sepas que no me importa el contenido tras tu frente.

EL PASO

Te percibí nada más nacer y aún antes:

cuando recorrí el largo camino hacia el útero,

supe de mi madre desde la concepción,

reconocí a mi padre desde la voz

y a ti desde el hambre.

Fue el comienzo de la carrera contra tu terrible esencia,

me perseguiste desde la primera inhalación oxigenada

y ya nunca me has dejado:

divides en unidades los fragmentos de mi existencia

a la humanidad entera la conviertes en esclavos tuyos,

nos tienes atrapados sin remedio.

 

Observo el mar, su ritmo, y te reflejas en él,

las dunas callan tu verdad

dominas el crecimiento de la flora,

la fauna tiene sus días contados

y  me dicen que eres el maestro

del que aprendemos de jóvenes

¿te comprenderemos de ancianos?

Dudo que te logre entender, y dudo que existas,

porque a veces eres veloz y volátil,

otras me consumo ante tu lentitud.

Recorres el espacio entre mi nacimiento y mi muerte,

paso a paso, ya largo, ya corto, tú, que te llamas TIEMPO.

 

JOYAS EN EL CAMPO

 

 

Habían quedado a las ocho de la mañana. Antonio y su hijo estaban en acalorada discusión. Tonín quería convencer al padre de que el futuro se escribía con letras verdes, que los arados mecanizados dañaban la tierra más que los modernos peines que no revolvían la tierra, la peinaban con mucha más suavidad sin alterar la mineralización de los compuestos del suelo. La agricultura ecológica no debería de ser patrimonio de los catalanes. Andalucía y Extremadura tenían que espabilarse si no querían perder el tren de la modernidad.

−¡Tú que sabes! Toda la vida se ha arado, bien con caballos, a mano o mecanizado como ahora. No me vengas con mandangas. Mira, ya viene Manuel con el tractor.

Tonín se calló, su padre tenía la cabeza muy dura. Lo tenía claro, en cuanto el campo pasara a sus manos, cambiaría muchas cosas que consideraba prehistóricas. Mientras pasaba el tractor, padre e hijo se pusieron a almorzar. No hablaron, cada cual se enfurruñaba con sus pensamientos. Al rato oyeron un chirrido metálico y una blasfemia.

−¿Qué pasa, Manuel?

−Se ha enganchado algo a uno de los garfios, ayudadme, por poco vuelca el tractor.

Los tres hombres encontraron un pedrusco que no se dejaba mover de tanto que pesaba. Ninguno encontró explicación, ni recordaban que estuviera antes allí.

−Al remover la tierra… −murmuró Manuel. −Pero pesa una barbaridad, eso no es normal.

Inspeccionó su apero, no se había roto y suspiró. El tractor era lo único que tenía para ganarse la vida. Acabaron sin poder levantar entre los tres la piedra que tenía un aspecto extraño. La dejaron ahí mismo y Antonio pensó que una pala podía transportar esa cosa extraña a casa. Algo le decía que esa curiosidad de piedra podía ser especial. Además, le gustaba. Tonín estaba de acuerdo. También a él le parecía una cosa rara.  Comentaría el hallazgo con los amigos. Manuel acabó con el trabajo en la finca y todos volvieron al pueblo.

El asunto fue la comidilla entre los habitantes y se formó una procesión para ver esa piedra que no se podía levantar. Llegó a oídos de un comentarista del periódico comarcal y finalmente un geólogo fue invitado a inspeccionar la joya, como Antonio llamaba al pedrusco, quien comprobó que efectivamente era una joya de unos cien mil años, un meteorito, un pedacito del núcleo de un planetoide del Cinturón de Asteroides.

−Es como si os hubiese caído el mismísimo Júpiter a la finca, porque actualmente se puede vender el hallazgo, ya que se encontraba en vuestro terreno. De momento no es patrimonio del estado…−comentó el geólogo sonriendo y maravillado a la vez.

Tonín ya veía una pequeña fortuna convertida en grandes cultivos ecológicos.

ALAMBRE ESPINO

 

No recuerdo mi nacimiento

inimaginable vuelo entre cenizas

de pájaros plateados, fríos

 

en el valle de un bosque perdido

batían alas los montes metálicos

entre nieblas detonaban bombas

regalo en celofán de la enquistada guerra

 

no recuerdo la leche materna

magra por necesidad

ni el alambre espino de una frontera

tampoco el calmante para no llorar

 

pasos de duras botas

uniformes tenebrosos

apenas mermelada artificial

con ingredientes desconocidos

 

no recuerdo sus conversaciones

cuchicheos bajo la manta agujerada

el sol dejó de brillar

hasta la mayoría de edad

cuando MM cantó para su presidente

y yo repartía periódicos.

EL ÓXIDO

El óxido abraza al verano

despeja el portal

para el baile otoñal

 

entre variables se deslizan

silenciosos

hojas caídas, gatos acurrucados

y adolescentes sin chaqueta

 

rescata la fuerza centrífuga

unos días cálidos, bruñidos,

en la playa vaga un despistado

por la orilla,

escupe el humo anidado en su pulmón

 

busca con su detector

algún metal olvidado

para clausurar la alegría estival

la entierra en pensamientos

y observa las olas enrollándose

con sus tonos verdes y marrones

 

el óxido desmiga las últimas esperanzas

empuja a pisar los adoquines

antes de que el invierno se instale

y absorba los recuerdos veraniegos.

SONRISA ESTÁTICA

Tras mucha fatiga atravesando

caminos que no tienen fin

llenos de visiones desagradables

noticias que me alteran al volante

pierdo estabilidad mental

tal vez hubiese sido mejor caminar

con zapatillas remendadas

decido no dejarme amargar

por pensamientos retorcidos

 

por fin una población a la vista

tejados con chimeneas humeantes

la radio suelta graznidos

mi garganta ya no canta

no quedan caramelos al alcance

me esfuerzo por sonreír

sonrío todo lo ancho que puedo

mandíbula desencajada sin rictus,

sigo sonriendo ante el semáforo en rojo

 

el retrovisor ríe a carcajadas

al rastrear mi oval

el conductor de otro carro

estupefacto coge el móvil:

aúllan las sirenas

una ambulancia me persigue

me atrapan y acordelan

solo por el pecado de una ancha sonrisa estática

para estimular mis endorfinas…

SU IMAGEN

Su imagen quedó grabada

sobre aquella placa de cobre

como en mis recuerdos,

era joven entonces

igual que yo cuando dejé las muñecas

esas caras lindas en el armario

 

el fanal del tiempo extendido

me empujó hasta el presente

cuando ya no se bordan servilletas

ni se pide la mano

 

lo he vuelto a ver

y me asusté

¿estaré igual de vieja?

 

poco falta para que den salida

al rápido sin raíles

viajaremos juntos al infinito

y el mundo regará el olvido

con la saliva de palabras

nunca pronunciadas

 

QUITAR CAPAS

 

Vamos a quitar las capas

acumuladas sobre las esencias

como la alcachofa vestimos

con la mejor de las sonrisas

con palabras bellas

ofrecemos oportunidades en stock

que se acumulan en la trastienda

montañas de susurros empalagosos

 

Vamos a quitar las capas

a la supervivencia engañosa

brillos de bisutería en puesto del mercadillo,

brilla el maquillaje exagerado de

cientos de palabras votando

las sinceridades enterradas

debajo del pino en la sierra;

pasto de fuego mañana mismo

 

Vamos a quitar las capas

presencias perfumadas

ver la vida  a través de un cristal veneciano

destapando vestiduras embusteras

al filo de desnudeces flácidas

estrujar velos superpuestos,

neutralizar realidades fuera de  laboratorios

con la piel erizada y troceada por tanto miedo.